martes, 23 de febrero de 2010

MAMICHETTE

El 22 de febrero de 1914, en Marmande, nace Suzanne Sabatié, en el seno de unas familia acomodada, pero a la que pronto las circunstancias de la Francia de entonces (1ª Guerra Mundial 1914-1918) hundieron en la miseria. Su madre, que se apellidaba Roujol, murió al poco de nacer ella. Siempre nos dijeron que había muerto de la “grippe espagnole”, pero al final de su vida, Apé nos reveló un secreto (¿Cuántos otros secretos no revelados habrá habido en esta enrevesada historia de la familia?). Cuando mi hermana Simone se moría de una enfermedad de la que no se sabía a ciencia cierta el origen, pero que apuntaban a una exposición a radiación o a un envenenamiento medicamentoso, Apé confesó que la madre de Mamichette, había muerto de sífilis, y que Mamichette debía de ser portadora del virus, pues por lo visto, de pequeña, Simone tuvo que seguir un “tratamiento”. Lo decía con pesar, pues pensaba que igual este "tratamiento" era la causa de la terrible muerte de Simone. El caso es que la buena madre de Mamichette se murió, y que ella no la conoció. De hecho, no sabemos cómo se llamaba, Mamichette jamás nos habló de su madre (de su padre tampoco). Supongo que anidaba algo de rencor por la enfermedad vergonzosa, por las humillaciones que debió pasar de niña , por ser hija de los "apestados". A mi me parece muy dulce, esa foto la encontré en una carpeta con muchas fotos de la familia de Mamichette. Nada pone que fuera su madre, pero yo sé que lo es.(Foto.Abuela anonima)

Su padre, Henri Sabatié, se marchó a la guerra, también al poco de nacer ella, y sucumbió en las terribles “batallas de Verdun” en enero de 1916, así que tampoco lo conoció. Suzanne Sabatié, tenía una hermana , Marie-Louise, nacida el 9 de septiembre de 1911. Tenemos una foto de las dos, tremenda foto, pues en el dorso escribía Mamichette: “les filles Sabatié, maintenant complètement orphelines, janvier 1916”. (Yo me parecía de pequeña mucho a Mamichette, la niña pequeña de esa foto , y Véronique era igual..)

Henri Sabatié ( mi abuelo materno), el supuesto "portador" de la sifilis(lo siento no puedo evitar tenerle cierto rencor..) venía de una rica familia de agricultores del “Lot et Garonne”. El había montado una empresa de pinturas ( de brocha gorda) que por lo visto marchaba muy bien. (Foto: El abuelo Henti, se supone que en algún "permiso", volvió de la guerra para conocer a su hija. Era muy joven, desde luego, pero yo le encuentro un aire un poco chulesco, y cierto parecido con Jean-Christophe)
Al morir los padres de Suzanne, la “familia” paterna, quiso hacerse cargo de las dos huerfanitas. les nombraron tutores. Pero “hacerse cargo” quería decir “hacerse cargo de la herencia”, e ingresar a las niñas en un orfanato. Y es ahí dónde aparece otra fabulosa mujer de la familia, Madame Roujol, la abuela materna de Mamichette. De sus origenes no sabemos gran cosa, sino que también era de”Lot et Garonne”. Que había sido monja, de clausura para más inri, pero que a finales siglo XIX una revuelta echaron a las monjas del convento. Que se refugió un tiempo en España, que volvió a Francia, ya sin los hábitos. Que se casó( ¿o no?, podría haber sido madre soltera)) y que tuvo dos hijas, la madre de Mamichette, y otra de la que os hablaré un poco más adelante. Esa abuela, a pesar de que Mamichette hablaba de tíos muy ricos de esta parte de la familia, era muy pobre. De ninguna manera consintió que las niñas estuvieran en un orfanato, se hizo cargo de ellas. Así que no es verdad lo que os contaron vuestras primas, las dos huerfanitas no estuvieron jamás en un orfanato. Lo que contaba Mamichette, era que cada 14 de Julio, al ser “huérfanas de guerra” las hacían desfilar con las “pupilas de la nación” y que eso le daba mucha vergüenza. Las historias de la infancia de Mamichette son sobrecogedoras: pobreza y pobreza. Acordaros de la famosa historia de Navidad, que nos hizo llorar a todos en algún momento: que en su zapatito la abuela dejaba una naranja, como si se tratase de un tesoro, que nunca tuvo juguetes. Vosotros llorabáis cuando os lo contaba, pero imaginaroslo contado por Mamichette con la voz quele fallaba y los ojos llenos de lagrimas..La abuela, que era muy mayor, que podría haber sido su bisabuela, por lo tarde que se casó y tuvo descendencia, era muy rígida con la moral y las costumbres. Pero les dio una exquisita educación de “savoir-faire” y cultura. Les enseñó el gusto por la literatura y les obligó a estudiar. Mamichette tenía un carácter muy alegre, y siempre la reñían porque le gustaba mucho correr, saltar, subirse a los árboles, cosas de chicos, decía su abuela, a la que no le gustaban esos modales.(Foto: Mamichette con su abuela en la casa de Marmande. ¿qué guapa Mamichette, no? y la abuela se parece a Simone)

A todo eso imaginaros que la otra hija de la abuela vivía con ellos. Estaba loca, y la tenían encerrada en casa, a escondidas de los vecinos, pues en aquella época, estaba muy mal visto tener un loco en la familia. Digno de una novela de las hermanas Brontee. Contaba Mamichette que la tía loca le había cogido manía, que le hacía mil perrerías, y que Mamichette se pasó la infancia temblando de miedo. Que a veces la echaba de casa, y que se tenía que esconder, loorando , en la calle hasta que la venía a rescatar la abuela.
(Tampoco había explicación para esa foto. Evidentemente es un colegio de monjas, y yo creo que la madre de Mamichette es la 3ª joven sentada, a la derecha)

El caso es que, bien que mal, las niñas Sabatié crecieron. Al llegar a los 12 años, la “familia paterna” quiso volver a poner sus garras sobre ellas, esta vez empleándolas de criadas. De las riquezas del abuelo, por lo visto no quedaba nada. La abuela se puso fuerte, de ninguna manera, las niñas seguían estudiando. Les obligó a sacarse el “certificat d’études scolaires” y a entrar a trabajar de telefonistas en Correos. A Mamichette le gustaba el trabajo, pero tuvo entonces un nuevo encontronazo con las trampas de la vida, y una desgraciada, aunque bastante corriente, historia de acoso sexual. Su jefe le echó el ojo. Le cambiaba cada dos por tres el turno de día por el de noche. Bajaba entonces de su casa ( que ya sabéis que los directores de Correos en Francia tenían vivienda arriba de la oficina) sin hacer ruido, pegando a Mamichette unos sustos tremendos, y la rondaba. Decía Mamichette que lo oía resoplar a sus espaldas, que le daba un asco terrible, hasta que un día se le echó encima. Consiguió escapar, pero no se atrevió a contárselo a su abuela. Solo le dijo que había decidido abandonar el trabajo. La abuela montó en cólera, y parecía que a Mamichette no le quedaba ya otra solución que entrar a servir de criada en casa de los “primos ricos”. (Foto. uno de los "tíos ricos")

Fue justo cuando se casó “Nénette”, su hermana, y conoció a Joseph Ramos, el Principe Azul que vendría a rescatar a su Cenicienta de las garras familiares.

Hay que entender a Apé, se sentía fuerte, la vida le enseñaba su faceta más bondadosa, y conoce a esta jovencísima Suzette, una francesa de pies a cabeza, inocente y muy dulce. Suzette le cuenta sus desdichas y Apé decide salvarla. Le promete matrimonio, se vuelve a Dieppe a preparar una casa digna de su princesita. Compra revistas de mobiliario de moda, elige los modelos más elegantes, copia, hace planos y les construye.

En Abril de 1932, se casan en Marmande, y Mamichette deja para siempre su tierra natal, su abuela y sus tristes historias de familia para seguir a Jo hasta Normandía. A partir de ahí empieza la peregrinación de la rama Ramos-Sabatié, mi familia. Al haber nacido yo la última, y bastante tarde, casi todo lo que os cuente de ella, será también de oídas, pues mis recuerdo verdaderos, no empiezan hasta los años 50. (Foto: Apé y Mamichette, 23 y 19 años, a punto de empezar una historía que sería la de mi vida)

Y llegada al final de este capitulo, quiero dar las gracias a esos abuelos tan valientes, y con tanta fuerza de carácter, que supieron, o por lo menos intentaron, ser dueños de sus vidas. A mi abuelos Felipe y Felipa, por no conformarse con el destino de trabajo y miseria al que estaban destinados, no dudar en emprender una larga y difícil trayectoria, emigrando a Francia. Por su fuerza y su inteligencia. No le puedo dar las gracias al abuelo Henri, pese a ser “Heroe de la Patrie” y figurar en el “monument aux morts” de la plaza de Marmande, al que rinden homenaje cada 14 de julio. Su corta vida debió de estar llena de debilidades, o yo me lo imagino así, por ser causa de la muerte de mi abuela, y de la desdichada infancia de Mamichette. Gracias a "Madame Roujol", esta abuela tan valiosa que hizo frente a una familia codiciosa y educó a sus nietas, en la pobreza, pero en la dignidad y la cultura. A Joseph Ramos, mi padre, por no conformarse nunca con la mediocridad, y su afán en hacer de nosotros, sus hijos, gente fuerte . Y a mi dulce Mamichette, por no haber dudado en seguir a dónde fuera a ese gitano de ojos seductores (“des yeux qui frisent”, decía Apé), escapando así de su futuro de criada de gente rica, y su asegurado matrimonio con un banal campesino gascón. Y un tierno pensamiento por la abuela anonima, por su muerte prematura y por todos los sufrimientos que intuyo habrá pasado.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Capitulo III: los Ramos se instalan en el "Roussillon"

1910-1911..: Apé tendría unos dos o tres años cuando pasaron la frontera.

Sé que fueron de pueblo en pueblo , todos del departamento de “Pirenées Orientales”, trabajando en los campos, hasta que se establecieron en Le Soler, dónde el abuelo se construyó una casa. Tengo muchos recuerdos de esa casa, pero los reservo para otro capítulo, pues quiero escribir despacio, para que no se me olvide nada.

La infancia de Apé fue muy dura. Pobreza, mucho trabajo, una madre tiránica, y esa hermana tullida, a la que la abuela mimaba y protegía. Contaba Apé, con algo de rencor en la voz, que él se tenía que levantar a las 5hs. de la mañana. Daba de comer a los animales (gallinas, yegua, cerdo), Se lavaba en el lavadero con agua fría, y después, tenía que preparar el desayuno de su hermana: “chocolate” caliente y pan tierno. Y él se preparaba unas “sopas” de leche con pan duro, le estaba prohibido hasta probar el chocolate de la hermana. Luego iba a la escuela. Lo decía con orgullo, y con desprecio hacía España, dónde seguramente no habría podido estudiar. En casa, hablaban español ( luego más tarde aprendieron catalán, pero la abuela que vivió 50 años en Francia, se negó, váyase a saber porqué, a aprender francés). El abuelo Felipe se “naturalizó” francés en julio de 1923, Apé tenía entonces 14 años cuando se convirtió en “francés”. En la escuela se burlaban de él, por ser español, su acento, su dificultad en hablar francés, su ropa de pobre, y sobre todo, porque, al salir de la escuela, venían las gallinas a buscarle, sabían que el era el encargado de su comida. Le llamaban “el gallo”. Cómo tenía mucho orgullo, se puso a estudiar como un loco, y con los años, adquirió respecto, pues era el mejor alumno de la clase. Tanto que el cura del pueblo lo “apadrinó” y le obligó a seguir estudiando. Claro que también le convirtió al catolicismo, cosa que hizo a escondidas, creo que sus padres no se enteraron hasta que se fue de casa. Creo recordar incluso que Apé decía que intentó que se hiciera cura. Pocas fotos y poca información fidedigna hay de esa época.(Foto: Pierrette en 1931)

Apé hablaba de su madre cómo de una mujer dura, arisca, con mucha voluntad. De su padre, hablaba poco, aunque, cuando lo hacía, hablando de su muerte, sobre todo, se le enternecía la voz. Sabemos, por lo que contaban los vecinos, que el matrimonio tenía desavenencias. Hablaban del abuelo cómo de un hombre muy alegre, al que le gustaba “hacer teatro”, payasadas para los vecinos, gastaba bromas, era muy guapo y demasiado seductor. Decían que le perdían las mujeres. Algo debió de pasar, pues la abuela se negó a que los enterrasen juntos, quería que la enterrarán “muy lejos” de su marido..

Volviendo a Apé , que asegura que sus padres lo apoyaron como pudieron, siguió estudiando. Intentó entrar en la escuela de magisterio, pero, y eso era una de las cosas que a él le dolían mucho, no aprobó el examen de ingreso. Decidió entonces entrar en la administración. En correos, pero por la puerta grande. Se fue a París a estudiar, para ser “inspector de correos”. Para costearse los estudios, trabajó, de albañil primero, luego en un taller de ebanistería, de ahí sus conocimientos y gusto por la carpintería, que sabéis que él construyó prácticamente todos los muebles de su casa, esos que tengo yo en la mía. Se instaló en un hotelito barato de Montmartre, y hablaba de esa época como de las mejores de su vida. Contaba cómo , en la habitación tenía un hornillo, y que todas las noches se hacía un filete bien grande, y cómo le cogió gusto a la carne, que hasta entonces no había probado nunca. Joven impetuoso, descubrió otro mundo, que pronto se le haría demasiado pequeño. La higiene, ducharse cada día, la alimentación adecuada, la cultura, devoraba libros, todo eso que le fue vetado de pequeño, que atribuyó al hecho de vivir en Francia, así que decidió olvidarse de sus raíces y declararse “francés de pro”. Había heredado de su padre el gusto por hacer bromas, y le conocían entre sus amigos como el más divertido de la pandilla.

Aprobó su examen de entrada a Correos, y su primer destino fue Dieppe, en Normandía. Ahí, descubrió el mar, que había visto alguna vez, pero no había disfrutado. Aprendió a nadar y se bañaba todos los días, incluso n invierno, siguiendo una corriente naturalista de entonces, que no me acuerdo como se llamaba. Situado Dieppe en el canal de la Mancha, conoció ingleses y adoptó algunas de sus costumbres: los desayunos que le encantaban de “ham and eggs” cómo decía, y arenques salados. También sé que mandaba parte de su sueldo a sus padres, que la abuela le exigía mucho, pues quería preparar una “dote” para la hermana, inútil para trabajar, a la que quería casar a toda costa. (Foto: Apé y Gaby en la playa de Dieppe)

Se fue a Dieppe con su mejor amigo, Gaby, habían estudiado juntos, él venía del Lot et Garonne, región del Sudeste de Francia. Gaby tenía una novia en Marmande, Marie-Louise, hermana de Mamichette, que ella llamaba “Nénette” (¡qué guapa!¿no?) con quien se casó, en 1930.(Foto: Boda de Gaby y Nénette, vuestra tía abuela)

Apé fue testigo de la boda, y ahí fue dónde conoció a Suzanne Sabatié, que tenía entonces 16 años, de la que se enamoró perdidamente, a la que envío la foto que os colgué en la primera entrada y de la que os cuelgo ahora el revés..(À ma Suzette chérie, souvenir d'une promenade à Prades)

Fue a “rescatar” a Suzette al año siguiente, para casarse con ella. Tenemos una foto extraordinaria, de los dos bailando en la boda de Gaby y Marie-Louise, en Marmande, el mismísimo día en que se enamoraron.